CMMAS 10 AÑOS
Dos lustros ya suenan. Una reflexión sobre los primeros diez años del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras.
Rodrigo Sigal
Hace diez años tenía la sensación de que México era un país en el que transitábamos hacia la modernidad, la democracia verdadera, mayor equidad, y en el que cada uno de nosotros, desde su lugar, debía trabajar para atender muchas cosas urgentes en la educación y formación de los jóvenes, en el uso inteligente de las tecnologías y en entender las artes e industrias culturales como pieza fundamental de una economía y sociedad del siglo veintiuno y sobre todo, más sanas.
Desde mi trinchera personal, el sonido y la música nueva representaban una posibilidad real de ser agentes transformadores, factores de cambio que podían aportar un granito de arena. Ese granito de arena no solamente pretendía ser la creación de un espacio único en el marco institucional, que pudiera atender las necesidades de formación y creación de artistas que usan el sonido como medio expresivo y la tecnología como herramienta de exploración, sino un modelo de gestión cultural que pudiera ser igualmente innovador como lo eran las disciplinas que pretendía impulsar.
Desde ese momento México, y Michoacán en especial, lugar en el cual el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS) tiene su hogar desde 2006, han atravesado un proceso sumamente complejo en diversos aspectos, pero especialmente en el ámbito social. Han sido años de incertidumbre en los presupuestos culturales y de intensos movimientos sociales, además del entorno de violencia y desorganización.
Sin embargo, también he podido constatar cómo institucionalmente México es un país de convicción cultural de primer orden. En pocos países del mundo se invierte en cultura como en México. Claro, el problema central es la eficiencia de dicha inversión, que no es un tema menor, pero he podido confirmar, a partir de estos diez años de trabajo en el CMMAS, en los que he desempeñado mi gestión en gobiernos tanto a nivel federal, como estatal y municipal de diferentes colores partidistas y con valores e intereses muy diversos, que existe una permanente convicción del cambio que las instituciones culturales pueden aportar.
Definitivamente la encrucijada de la falta de recursos y la constante incertidumbre presupuestal parecen más complejos que nunca, pero en los diez primeros años hemos aprendido en el CMMAS que son parte del trabajo diario y no una situación transitoria, por lo que debemos organizarnos y coordinarnos con mucha planeación para lograr cumplir nuestros objetivos. Hoy el respaldo institucional hacia este proyecto es más fuerte que nunca y eso nos compromete a ser mas eficientes y creativos.
En esta primera década de trabajo, nuestra misión se ha aclarado y definido a partir de los artistas, estudiantes y público que nos ha acompañado. De esta manera, en el CMMAS hemos trabajado desde el inicio en la consolidación de una plataforma que vincule de manera efectiva, el trabajo de artistas internacionales con las necesidades locales de compositores nacionales, para tener un Centro que sea un efectivo puente de formación crítica sobre las artes sonoras y las nuevas tecnologías. Asimismo, hemos desarrollado un ambiente de trabajo diferente que pretende mezclar lo institucional con lo académico y servir al mismo tiempo como precursor y promotor de la experimentación, investigación y creación sonora actual.
De esta manera, y con el objetivo primordial de fomentar la creación y el desarrollo de la música y las artes sonoras en México, se ha conformado un equipo humano único y dinámico, con aspiraciones y proyectos personales y una convicción compartida por la visión de convertir al CMMAS en un referente a nivel internacional en el posicionamiento del sonido y de la música como vehículo expresivo y de transformación social. Una visión en donde el CMMAS busca promover colaboraciones para que estudiantes de instituciones educativas públicas y privadas a nivel licenciatura y posgrado, puedan encontrar los programas y la infraestructura de vanguardia que muchas veces las propias instituciones no pueden ofrecerles. Pretendemos que sea un lugar en donde académicos y artistas nacionales e internacionales puedan trabajar juntos y sobre todo, encontrar un entorno en donde intérpretes, creadores, teóricos y técnicos puedan explorar las fronteras de sus disciplinas y presentarlas a un público inteligente y dispuesto a conocer y experimentar lo auditivamente desconocido.
Hoy, el reto principal del CMMAS está en desarrollar un modelo institucional aún más flexible, que comprenda las necesidades de los estudiantes, del público y de los artistas, pero también atienda de manera organizada y eficiente aspectos fundamentales como la creación de nuevos públicos, acciones en comunidades apartadas y ofrezca oportunidades a sectores poco atendidos para que el sonido y la música sean un foco transformador. Estamos frente al reto de mantener la relevancia de un proyecto que entiende la capacitación, comunicación y sensibilización como herramientas que contribuyen a mejorar nuestro entorno actual y futuro. Desde las artes el factor de cambio ha sido subestimado por años, y por eso nunca habíamos tenido una oportunidad mejor para mostrar lo contrario. El sonido y la música, se han desdoblado de manera casi infinita a través de las nuevas tecnologías, hoy el que las comprende y las maneja, domina una comunicación que permite reconstruir nuestros adoloridos pero resilentes entornos y se apropia de ellos como herramienta para mejorar la calidad de vida.
Como un niño nacido en 2006, llegamos hoy a la década que trae consigo mayor madurez pero también la adolescencia. Etapa fundamental de confirmación de la identidad, de la rebeldía, de la necesidad de conectarse de formas valiosas con nuestro público. La adolescencia vertiginosa que muestra un “ser” que insistimos en decir que está vivo por lo que pasa entre sus paredes cada día, cada viernes de concierto, cada evento de Visiones Sonoras, cada seminario, diplomado, clase, instalación, experimento sonoro inimaginable que los creadores afortunadamente traen a la ciudad de Morelia, que hace ya dos lustros incluye sonidos inspiradores que nos invitan a reflexionar y conmovernos de formas imposibles de prever.
Esto ha sido y esto es hoy el CMMAS. Nos sentimos orgullosos y también sabemos de la responsabilidad que tenemos a futuro.